Con esa propuesta salida del panel inaugural del Encuentro Hemisférico Derrota del ALCA 10 años después, se alistan las discusiones de esta jornada “por la integración y soberanía de nuestros pueblos”, que se celebra en el Centro de Convenciones de Cojímar, en La Habana, Cuba, del 20 al 22 de noviembre.
El panel Miradas al contexto. Diez años después dio inicio al Encuentro Hemisférico que reúne en La Habana, Cuba, a líderes, liderezas e integrantes de movimientos, organizaciones, plataformas diversas de una veintena de países de la región, algunos participantes en la campaña de lucha contra el ALCA y en la histórica Cumbre de Mar del Plata, donde se concreta la derrota a este proyecto neoliberal, impulsado por Estados Unidos para toda el área.
En un primer momento las intervenciones del panel analizaron los cambios contextuales acaecidos durante la década y la situación regional de ahora. Luego, esbozaron ideas, propuestas, surgidas en su mayoría de movimientos populares y de procesos de cambio como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador, que se discutirán en los grupos durante el encuentro en aras, no solo de visualizar desafíos, sino de sumar iniciativas y acciones que puedan formar parte de un proyecto integracionista desde los pueblos.
Para el paraguayo Gustavo Codas, quien tiene como trayectoria política su militancia sindical y apoyo al gobierno de Fernando Lugo, la etapa de hoy se caracteriza por la existencia de disímiles contradicciones, que se encuentran tanto en el ámbito de la democracia social que se pretende implementar, como del desarrollo económico y la emergencia del neoextractivismo, como base para ese progreso. Si bien la inserción a la economía internacional de naciones del área y su conexión con otras (caso de Brasil con Rusia, China, etc.) es un ejemplo de defensa del multilateralismo frente al imperialismo norteamericano, no solucionan las contradicciones internas existentes, ni significan un enfrentamiento a los retos de los países latinoamericanos frente al panorama internacional. Con relación a la derecha, Codas mencionó que sigue aprovechándose de los medios, los poderes fácticos, económicos, como ha ocurrido en Paraguay, y de las contradicciones en el campo popular. Aunque esta sea la situación, afirmó, la derecha no tiene un proyecto hegemónico, pero las soluciones dependen del papel de las fuerzas populares en el enfrentamiento a las dificultades de hoy como parte de lo que él llama ciclo de trasformaciones.
El economista cubano Osvaldo Martínez, participante en los Encuentros Hemisféricos contra el ALCA realizados en aquella etapa de lucha y articulaciones, enfocó su análisis en la evolución de los tratados de libre comercio desde Mar del Plata hasta la actualidad. “Estos se han seguido asumiendo como compromiso político de los Estados, y han significado la legalización de la política neoliberal en América Latina”, dijo, y en ese sentido refirió a naciones como Chile, Colombia, Perú, Panamá, que han firmado este tipo de tratados durante la década. La Alianza del Pacífico, el tratado transatlántico y otros se enmarcan también en esa perspectiva de continuidad del dominio regional de Estados Unidos. Para argumentar la permanencia en esa postura hizo alusión a la frase del presidente norteamericano: “China no puede reescribir las reglas del comercio internacional”. Por ello, los tratados de libre comercio son una forma de disputa de hegemonía internacional, expresó Martínez. Es una carrera, donde Estados Unidos se hace seguir por la Unión Europea.
Por su parte, la ecuatoriana Irene León, visualizó en su intervención el desarrollo de los poderes fácticos, principalmente el corporativo. En el siglo XXI, dijo, las principales líneas mundiales de dominación son la financiera, la industrial-militar y la transnacional. Las corporaciones no están siendo demandas por el sujeto popular, enfatizó, aun cuando imponen un modelo cultural y se alzan sobre la ideología del “libre comercio”. Irene colocó el ejemplo de varias corporaciones, envueltas en proceso de arbitraje frente al Estado ecuatoriano, e instó a la redefinición de los países con las transnacionales y a valorar experiencias como la regulación de las acciones de las transnacionales en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, promovida por Ecuador. En ese sentido, llamó a analizar a profundidad la llamada gobernanza que se ha ido “gestando” en estos años y el posicionamiento de los movimientos populares. De hecho, otro punto de su intervención fue la necesidad de revisar la conceptualización de movimientos sociales, actores de la sociedad civil, teniendo en cuenta los vínculos con la derecha de algunas organizaciones. En ese sentido, afirmó que a la altura de las circunstancias actuales es necesario denominarse movimientos populares, con proyectos de transformación populares. Exhortó a “pensar en esa condición del contexto.”
Para el filósofo cubano Gilberto Valdés, son varias las propuestas que hoy dan cuenta de una lucha antineoliberal y también anticapitalista, que recoge aquella experiencia contra el ALCA, pero que posee disímiles retos. En la actualidad, dijo Gilberto, se debe caminar hacia convergencias populares amplias. Si bien existen iniciativas como Alba-movimientos, es preciso ir más allá; afirmar identidades culturales micros y macros; gestar procesos participativos, de control popular, desde el poder popular; refundar los principios y marcos que responden a la leyes burguesas; vincular la práctica con la investigación académica; desarrollar el empredimiento de cooperativas que puedan interactuar con instituciones; crear un marco de convergencia del sujeto popular donde se analice, redefina el tema de la autonomía frente a la hegemonía para no quedar en experiencias aisladas y caminar hacia una amplia transformación social; revalorizar las políticas solidarias, igualitarias, equitativas que se han puesto en práctica y han sido, de alguna forma también, conquistas de estos años.
Con ese “sentido de victoria”, como dijo Irene León, el panel dejó otras recomendaciones para la discusión a partir de logros de esta década y desafíos. Resurgieron temas como la soberanía alimentaria, energética, comunicacional, la integración regional; la necesidad de valorar qué ha pasado en el decenio en el contexto de las fuerzas populares; también en la relación con los gobiernos; con los partidos. Sobre este aspecto Codas, enfatizó en la importancia de aprender de las mejores prácticas porque “con la forma de organización actual de los partidos, de a relación actual, difícilmente podrán resolverse las contradicciones mencionadas”.
¿Quién integra el sujeto de la transformación? Fue una pregunta de diversas formas reiterada. ¿Cómo emprender la convergencia entre la diversidad d sectores populares? Resultó otra inquietud salida del panel, y también de aquella experiencia articulada de lucha contra el ALCA que interpela con nuevas condiciones. Algunas respuestas, reflexiones tendrán lugar en estas jornadas que pretenden ser otra contribución a la integración popular y además, al desafiante escenario cubano.
Fuente: ALBA-movimientos/ Caminos