CTA Autonoma
Hacia la Jornada Continental por la Democracia, contra el Neoliberalismo
ACTA dialogó con Rafael Freire, Secretario de Política Económica y Desarrollo Sustentable de la Confederación Sindical de las Américas (CSA)
-¿Qué se proponen con esta iniciativa?
– El Gran Encuentro en Montevideo es continuidad del que hicimos en la Triple Frontera en Noviembre pasado. La idea es que en estos días reunamos en Montevideo a miles de luchadores sociales de nuestra América para debatir, primero, una agenda que tiene que ver con la coyuntura que vivimos en la región, marcada por una fuerte ofensiva conservadora, claramente manifiesta con los gobiernos de derecha en Argentina y Brasil, la crisis en Venezuela a partir de la ofensiva golpista y, a nivel global, con las políticas del imperio con Donald Trump. Luego, tenemos la intensión de elaborar un plan de lucha regional a ser implementado hasta el 2018 de manera de dar respuestas a las demandas de nuestros pueblos. La primera iniciativa que llevamos para proponer es manifestarnos en Buenos Aires contra la cumbre de la OMS a realizarse en diciembre de este año.
-¿La contraofensiva neoliberal comenzó en Brasil?
– Creo que en la región se inició con la elección de Macri en Argentina y su política neoliberal. Lo que tuvimos en Brasil fue un ataque institucional con el golpe contra Dilma que mostró cuál es la agenda neoliberal para este período. En este sentido, la reforma laboral lleva la relación entre patrones y trabajadores al siglo XIX: trabajo intermitente, embarazadas trabajando en lugares insalubres, negociaciones colectivas por fuera de la ley sin pisos de protección, degradación de la seguridad social.
Pero además de estas reformas, promovidas por un congreso con mayoría conservadora y un presidente ilegítítimo, se ven ataques de sectores del sistema judicial que están en concordancia estos intereses. Por eso la condena a Lula a 9 años y seis meses de cárcel e inhabilitación para participar de la vida pública, sin ninguna prueba y sólo con delaciones hechas por empresarios para justificar la condena. Estamos en un momento dificilísimo para la vida de Brasil pero los movimientos estamos resistiendo.
-¿Cómo se puede pensar el escenario institucional, con las coyunturas electorales y la disputas que tenemos que dar como movimientos?
– Esta ola neoliberal, de ataque a la democracia y la instalación de una agenda conservadora que impone solo beneficios para las corporaciones creo que da cuenta que, por muy importante que sean las experiencias electorales y los gobiernos de izquierda y progresistas en la región, han mostrado que es insuficiente porque gobernar en el marco de este sistema capitalista, impone límites. Entonces, para el futuro tenemos que radicalizar un programa de manera de dialogar con la sociedad y poder llevar a cabo cambios más profundos en las estructuras de nuestros Estados. Porque éstos obedecen a la lógica del gran capital, a los grupos financieros y a las grandes empresas, sobre todo a las transnacionales. Creo que el debate electoral que vamos a enfrentar en nuestros países es una disputa real de cambios más profundos en nuestra región y ese debate se dará con una conjunción de luchas sociales, tan masivas e importantes en nuestra región, con una plataforma programática en defensa del cambio. Junto con esto el proceso electoral donde los candidatos garanticen su cumplimiento.
Pero sucede, por lo menos es nuestra experiencia, que cuando presionamos al gobierno «por izquierda» nos acusan de ser funcionales a la derecha Sí, eso es real. Fue uno de los principales desafíos que tuvimos en el movimiento sindical de hacerle señalamientos a los gobiernos sin estar en el marco de los intereses de la derecha. Tuvimos nuestra experiencia en Brasil, ustedes en Argentina, y las experiencias de Uruguay, Ecuador y Bolivia. Creo que debemos aprender de esa experiencia y también creo la ofensiva de la derecha va a enseñar a los gobiernos progresistas presentes y futuros que muchas de nuestras críticas eran acertadas.
-¿Cómo superar entonces estas contradicciones?
– Debemos profundizar una democracia participativa donde nuestro pueblo pueda estar directamente involucrado en las políticas públicas a ser implementadas en nuestros países. La década de los gobiernos progresistas en la región nos enseño que es insuficiente que tengamos gobiernos de izquierda, con compañeros de izquierda que solos y de por sí en esta estructura puedan producir cambios. La mejor sustentación de un gobierno de izquierda es profundizar la democracia participativa.
-¿Cuáles son las bases para acordar una agenda común en la región?
– Primero tener bien en claro cuáles son nuestros enemigos hoy y donde está el poder hoy. El poder está cambiando fuertemente hoy de los estados naciones a los grandes grupos económicos, ya que algunos de estos hoy tienen más capacidad de acción y poder que nuestros Estados. Hay que centrarnos en una resistencia fuerte sobre esto y también en la construcción de un Estado que pueda promover de manera real la inclusión social para hacer efectivo los procesos de cambio.
Por eso, las jornadas de debate van a tener como eje dos puntos centrales: Uno, los temas relacionados con las Transnacionales y los TLCs y el otro acordar puntos programáticos mínimos que nos unifiquen de manera de poder proponernos una ofensiva. Esto, para dialogar con las fuerzas políticas de nuestros países, parlamentarias o que disputan espacios de gobierno locales o nacionales, para que esta agenda pueda ser aplicada.
Además, hay que tener claro que lo que tenemos en la región es una disputa civilizatoria. Es decir, o conseguimos reconstruir un campo de fuerzas unitarias, con un ambiente de lucha común, para disputar valores civilizatorios, o vamos a enfrentarnos a un retroceso histórico en el planeta: más exclusión, más refugiados, más odio y degradación de la democracia. Ese es el rol que tenemos que afrontar, construir la resistencia en América.
Pero también creo que tenemos que tener una mirada más larga. No podemos pensar en disputas solo de un par de años pensando en la ofensiva conservadora que tenemos hoy. Necesitamos alargar la mira y construir una fuerza estratégica de manera de no crear frustraciones. El 2017 es importante, el 2018 es importantísimo pero nuestra lucha por los cambios que nuestros pueblos necesitan es una lucha mucho más larga y debemos prepararnos.
-¿Cómo van a ser las actividades del Gran Encuentro?
– Vamos a instalar carpas, carpas en parques de la ciudad y para desarrollar distintas iniciativas de las organizaciones participantes.
El día 16, la central sindical uruguaya PIT-CNT realizará un paro general desde las 9.00 hasta el medio día y luego va a haber una marcha por las calles de Montevideo que se cierra con un acto. Están invitados a tomar la palabra al ex presidente Lula, a las autoridades del PIT-CNT y a representante de las mujeres campesinas y estudiantes.
Por la tarde vamos a tener dos paneles de expositores en donde primero van a estar los movimientos sociales para debatir la situación política de la región y luego otro con figuras de relevancia continental .
La idea es que tengamos una gran presencia de compañeros y compañeras de toda América, con trabajadores y trabajadoras, movimientos sociales, pueblos originarios, campesinos, ambientalistas, juventud y estudiantes, para lo que ya hay un compromiso sobre todo de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay de movilizar.
La idea es que nosotros y nosotras que luchamos por la democracia contra el neoliberalismo, podamos estar juntos estar juntos compartiendo nuestras experiencias y consolidando una idea de unidad para nuestra América.
* Equipo de comunicación CTA Autónoma