Los peligros del libre comercio en los acuerdos “megarregionales”

boltrraset162Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe – ATALC para Boletín Tierra de la CLOC Via Campesina

Hoy, la agenda neoliberal del libre comercio se discute en negociaciones bilaterales y megarregionales.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) como espacio protagónico para las negociaciones comerciales en variados planos, ha pasado a un plano secundario aunque sigue siendo un espacio “legitimador” para el poder de las grandes transnacionales, las instituciones financieras y los países centrales.

Las diferentes regiones del mundo están hoy sumergidas en complejas negociaciones que involucran algunos de los más nombrados acuerdos megarregionales: el Acuerdo Transatlántico (TTIP) que Estados Unidos está negociando con la Unión Europea, el Acuerdo Transpacífico (TPP) firmado por 12 países, y el Acuerdo de Comercio de Servicios (TiSA) en negociación entre 23 países.

Los contenidos de estos acuerdos, sus disposiciones, definiciones y alcance de las reglas son mucho más agresivos que lo negociado en la OMC. Los formatos de Tratados de Libre Comercio (TLC) en sus diferentes versiones, incluida el derrotado ALCA, también han incorporado este tono agresivo en sus contenidos, homologando sus contenidos y alcance a lo que establecen los acuerdos megarregionales.

La ofensiva neoliberal del libre comercio en la OMC nos convocaba como movimientos y organizaciones sociales puesto que las reglas y cláusulas que se negociaban allí, desregulaban aún más las economías y profundizaban la mercantilización de nuestros bienes naturales incluyendo a la agricultura y más ampliamente a los sistemas agroalimentarios dentro de las materias negociables comercialmente.

Los capítulos sobre propiedad intelectual, agricultura, bienes industriales o compras gubernamentales constituyeron importantes amenazas para la soberanía de los pueblos.

En la actualidad estos acuerdos megarregionales continúan profundizando estas amenazas al tiempo que las amplifican, en una variedad de formas:

 Se compromete la capacidad de los Estados para dirigir políticas públicas en un amplio sentido.

 A través de la convergencia de reglas y normas, se impone la obligatoriedad para los miembros de adherir o ratificar una serie de tratados entre los que se encuentra el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV en su revisión de 1991).

 Las definiciones que se incorporan en los acuerdos son amplias y profundas para expandir aún más la frontera de lucro de las empresas transnacionales. Ya no alcanza con la rebaja de aranceles para la entrada de bienes y servicios. Se hace necesario, desmantelar las disposiciones que crean los Estados para regular los sectores productivos y servicios en sus países.

 Los alcances que las cláusulas de Nación Más Favorecida o Trato Nacional tienen en estos acuerdos no son solo más amplias, sino más transversales a todos los sectores y anexos de negociación.

 Se imponen nuevas formas de negociación como las listas negativas que no solo complejizan la capacidad de negociar de los países en desarrollo, sino que, además, introducen una lógica de que cualquier sector, tecnología (en materia energética, por ejemplo), servicio y oficina pública puede llegar a quedar incluido en la liberalización.

 Establecen “filtros” y controles al accionar de los Estados y las políticas públicas. Éstas deben ser imparciales y demostrar criterios de transparencia y necesidad.

 La democracia “se suspende” cuando se acuerdan textos con estas características a espaldas de los parlamentos y los pueblos. El secretismo es una de las características más notorias de estos acuerdos que sigue generando amplio rechazo en todos los países.

 Potencia y consolida el accionar del capital transnacional al prevenir a los parlamentos de legislar activamente en materias de interés nacional ya que cualquier disposición puede ser objeto de controversia para un inversor y el Estado puede ser llevado a juicio por una transnacional en un arbitraje internacional.

Estos y otros elementos constituyen evidencia suficiente de que este tipo de acuerdos rescatan lo peor de los instrumentos del llamado libre comercio. Hoy estamos nuevamente en una ofensiva neoliberal que ha construido nuevos instrumentos para avanzar sobre los pueblos.

Para los países en desarrollo son además una hipoteca explícita para los avances alcanzados en materia de derechos y socavaban profundamente la posibilidad de avanzar hacia la Soberanía Alimentaria de nuestros pueblos.

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